26 noviembre 2023

Sabiduría y esplendor de la Complutense

 

Entrada a la exposición "Sabiduria y esplendor. Las joyas de la Universidad Complutense de Madrid".
que se exhibe en el Centro de Arte de la Complutense, anexo al Museo del Traje en la Ciudad Universitaria.

fotos: JCGP (2023)

A los largo de los años la Universidad Complutense de Madrid se ha hecho un patrimonio que constituye un verdadero tesoro histórico, científico y artístico. Se trata de una gran cantidad de obras únicas (más de 6.000) que ha ido adquiriendo en unos casos como legados de personas o instituciones y en otros como patronazgo o mecenazgo. Normalmente estas obras no suelen estar al alcance del publico ya que se encuentran dispersas en los despachos, pasillos, oficinas o salas de las distintas facultades, colegios mayores o el Rectorado por lo que la mayoría son desconocidas por el público. Ya hace unos años que la complutense está revirtiendo este desconocimiento mediante exposiciones temporales que ponen al alcance del público, poco a poco, mediante su exhibición en su Centro de Arte Complutense (CAC).


"Santa Apolonia", círculo de Martín Bernat-Miguel Ximenez, 149-1510, (Óleo y pan de oro).
Una de las obras más antiguas (s. XV) del patrimonio de la Complutense.


Quizás sea esta exposición,  "Sabiduria y esplendor. Las joyas de la Universidad Complutense de Madrid"( De mayo al 10 de diciembre de 2023), la que marca un hito en dar conocer al público las obras artísticas y documentales más relevantes en la historia y contribución a la identidad de la Complutense, desde el s. XV hasta hoy. La verdad que merece la pena conocer esta exposición que os va a sorprender.


Vista parcial de la exposición, con el cuadro "Retrato de Isabel II", de Luis de Marzo y Kuntz, de 1862, y,
en primer término, a la derecha, un "Glove terrestre", de Didier Robert de Vaugondy, de 1751.







Entrada principal al Centro de Arte de la Complutense, en la Ciudad Universitaria, edificio anexo al Museo del Traje.


Vista parcial de la exposición. En primer término, a la derecha, "Retrato del Cardenal Cisneros", Eugenio Cajés, 1604 (Óleo).


"Busto del Cardenal Cisneros", Felipe Bigarny, s. XVI (Alabastro). La cornucopia que adorna el busto es del s. XVIII.


Vista parcial de la exposición. A la derecha "Carlos IV, rey de España", Mariano Salvador Maella, ca. 1790 (Óleo).


"Busto del Cardenal Cisneros", atribuido a Orfeo Boselli,
ca. 1653-1659 (Terracota policromad).


"El rapto de las Sabinas", Francisco Pradilla Ortíz, ca. 1873-1874 (Óleo).


"La familia del anarquista el día de la ejecución", Manuel Benedito y Vives, 1899 (Óleo).


"Esquema de la estructura de la retina de los mamíferos", Santiago Ramón y
Cajal
(dibujo); Ramón Padró y Pedret (pintura óleo), entre 1882 y 1895.


"Camino de la sierra", Emilio Sala Francés, h. 1899-1900 (Óleo).


"Retrato de Ortega y Gasset" (detalle), Ignacio Zuloaga y Zabaleta, ca. 1935 (Óleo).


"Luz de petróleo", Agustín Úbeda, ca. 1971 (Óleo).


"Enraizar", Soledad Córdoba, 2003 (Fotografía).
(La autora fue alumna y profesora de Bellas Artes de la Complutense)


"Albarracín", Susana Ragel, 2004 (Óleo).
(La autora fue alumna y profesora de Bellas Artes de la Complutense)


"Serie Negra: Refugio" (detalle),  Equipo Crónica, 1975 (Serigrafía).


", 
"Naturaleza muerta", 1954 e "Interior y paisaje", 1955, Rafael Zabaleta Fuentes, (Óleos).


20 junio 2023

La Biblioteca Complutense en la Biblioteca Digital Mundial de la UNESCO

Biblioteca Digital Mundial con la localización del sitio de la Universidad Complutense de Madrid.


El "Libro de Saber de Astrología" (Alfonso X, Rey de Castilla), es una de las grandes obras, custodiadas por la Biblioteca Complutense, que han sido puestas a disposición de todos, a través de la Biblioteca Digital Mundial de la UNESCO,  gracias al milagro de la digitalización y difusión por Internet.

 

En la Complutense se le conoce como "la joya de la corona" de los manuscritos medievales. Se trata, ni más ni menos, de la versión original de "Los Libros del Saber de Astrología (o Astronomía)" de Alfonso X el Sabio, escritos entre los años 1275-77, presumiblemente en la Sevilla recién reconquistada, casi todavía musulmana, y traducidos, en su mayor parte del árabe, a una lengua plebeya y recién nacida en la que, pese a todo,  el rey castellano confiaba. Su relación con la Universidad Complutense  tiene su origen en la adquisición del mismo por el cardenal Cisneros quien se lo compra al rey Fernando un año antes de la muerte de la reina Isabel de Castilla. De la universidad de Alcalá de Henares el libro pasa a los fondos de manuscritos históricos de la Complutense, primero en San Bernardo y después en la facultad de Filosofía y Letras de la Ciudad Universitaria. Sobrevivió a la destrucción de los numerosos libros que se utilizaron como parapeto en las trincheras cuando Filosofía y Letras dividía el frente de batalla de la Guerra Civil, gracias a la valiente labor de bibliotecarios y personal de la universidad que logró salvar la mayoría de los valiosos manuscritos. Hoy está debidamente custodiado en los fondos de la Biblioteca Histórica “Marqués de Valdecilla”, junto a Noviciado (Madrid).

 "Libros del Saber de Astrología".

"Libros del saber de astrología"

El manuscrito "Libros del saber de astronomía" (Alfonso X, Rey de Castilla (1221 - 1284),  está compuesto por 16 tratados sobre la ciencia de los cuerpos celestes y los instrumentos para su estudio. La obra contiene traducciones del arameo y del árabe realizadas por Jehudá ha-Cohen (que también aparece como Jehuda ben Moses Cohen o Judah ben Moses Cohen), por Rabiçag de Toledo (que también aparece como Rabí Ishâq ben Sid e Isaac ben Sid) y por muchos otros traductores de origen judío, cristiano y musulmán, siempre con la intervención directa del rey Alfonso X de Castilla y León (1221-1284, llamado Alfonso el Sabio), para lograr el lenguaje castellano más correcto.





18 junio 2023

Museo Olavide, una joya histórica oculta en la facultad de Medicina


El que fue director del museo Olavide, desde el año 2006 hasta 2022, el Dr. Luis Conde Salazar, posa en el centro de la foto junto con tres ayudantes, uno de ellos (a la derecha) David Aranda Gabrielli que nos acompañó durante toda nuestra visita, y un grupo de estudiantes universitarios de visita en el museo, posan junto a una de las figuras de cera que representa a una mujer afectada de neoplasia (Masa anormal de tejido que aparece cuando las células se multiplican más de lo debido o no se mueren cuando deberían) (Foto: JCGP, 17/03/18)

Una visita al Museo Olavide es como hacer un recorrido por la piel de España desde el siglo XIX. En este museo  se puede contemplar una impresionante y única colección de figuras de cera creadas entre 1880  y 1920 en las que se representan las enfermedades dermatológicas mas frecuentes de aquella época. Un recorrido que nos fue desgranando con especial entusiasmo quien desde 2006 y hasta el año pasado (2022) fue el director del Museo, el Dr. Luis Conde Salazar.

(Luis Conde Salazar es doctor en Medicina, y ha sido Jefe del Servicio de Dermatología Laboral del Instituto Nacional de Medicina del Trabajo de Madrid. Desde 1972 hasta su jubilación en 2022 ha sido profesor en la escuela Nacional de Medicina del Trabajo).


El doctor Luis Conde Salazar en una de las salas del museo firmando un ejemplar sobre
la Historia del Museo Olavide  (Foto: JCGP, 17/03/18)


Una joya de la historia de la Medicina en España


El Museo Olavide se ubica casi oculto en los sótanos del Pabellón 8 de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, ubicación que, desgraciadamente, no ayuda a su proyección pública como merecería. También aquí están las salas en las que se restauran y custodia material museístico que no se puede exponer por la limitación de espacio o porque está pendiente de restauración. El museo "se llama así en honor a su fundador y pionero de la Dermatología en nuestro pais, el  Dr. José Eugenio Olavide y Landazábal. En su colección principal de ceroplastias dermatológicas, se representan todas las enfermedades de la piel conocidas de la época de su fundación, en un tiempo donde la fotografía en color no estaba bien desarrollada y estos artefactos didácticos y creados directamente de los pacientes, servían para enseñar a las nuevas generaciones de médicos". Los fondos actuales proceden del antiguo Hospital de San Juan de Dios, sito en la calle Doctor Esquerdo de Madrid, donde se exhibieron desde 1892 hasta 1967 en que fue cerrado el centro hospitalario. En 2014 se abrió por completo al público toda la colección, que consta de 670 obras sin contar con los moldes de yeso, esculturas, dibujos, láminas litográficas y documentación dermatológica hallados en la facultad de Medicina.

Como se cuenta en su página web, el valor médico-histórico de esta colección de modelados de cera  fue reconocido por prestigiosos científicos en las diversas exposiciones internacionales de Medicina en las que se ha expuesto, llegando en algún momento algún país a ofrecer importantes suma de dinero para su adquisición, oferta que nunca se aceptó.   


Un grupo de estudiantes entrando en el Museo Olavide, oculto en los sótanos del pabellón 8 de la Facultad de Medicina de la UCM.  (Foto: JCGP, 17/03/18)


Uno de los responsables del museo nos enseña el almacen donde se guarda, escrupulosamente embalado, el material museístico
pendiente de catalogar  y, en su caso, de restaurar. (Foto: JCGP, 17/03/18)


Una de las impresionantes y realistas figuras de cera que representa una persona afectada por la enfermedad de la Tiña Favosa cubriendo su cuerpo, una infección cutánea causada por hongos.  (Foto: JCGP, 17/03/18)


El doctor Salazar posa su mano junto a otras moldeadas en cera para mostrarnos la perfección con la que están hechos estos moldes (Foto: JCGP, 17/03/18)


Antiguo cartel publicitario expuesto en el museo Olavide para la prevención y curación de la Sífilis.
(Foto: JCGP, 17/03/18)



Cartilla de Registro de Higiene especial que debían tener debidamente actualizada las prostitutas con el fin de controlar posibles enfermedades venéreas. (Foto: JCGP, 17/03/18)





RTVE dedicó uno de los capítulos de su veterano programa "La aventura del Saber" al Museo de Olavide. Para ello realizó un excelente y documentado reportaje titulado "Piel de Cera" que podéis ver en este enlace.
"El doctor José Eugenio Olavide fundó en el ya desaparecido Hospital San Juan de Dios, en Madrid, un museo donde se reproducían en piezas de cera enfermedades de la piel con carácter didáctico. Olavide falleció en 1901 y el museo, el mejor del mundo en su especialidad, poco a poco fue perdiendo fuelle hasta que en los años sesenta del siglo XX se cierra. El contenido del museo, guardado en 120 cajas, es encontrado por varios dermatólogos casi cuarenta años más tarde. La Fundación Piel Sana y la Academia Española de Dermatología y Venereología han recuperado este tesoro, que muestra la historia de la ciencia y de la sociedad española de esa época".

Captura de pantalla del documental "Piel de cera" del programa "La aventura del Saber" de RTVE.


Agradecimientos: Al equipo dirigido por el Dr. Luis Conde Salazar por su atención y facilidades para realizar este artículo y las fotografías que lo ilustran (Marzo de 2018).



15 junio 2023

Profesor Manuel Aragón Reyes

 

Cartela del vídeo sobre la conferencia que el pasado 31 de mayo dio el profesor de Derecho Constitucional, Manuel Aragón Reyes, en el Ateneo de Madrid.


El pasado 31 de mayo estuvimos mi hermano Antonio y yo en el Ateneo de Madrid donde Manuel Aragón Reyes, que fue nuestro profesor de Derecho Político I y II en la facultad de Derecho de la Complutense, presentaba un libro escrito junto a otros autores titulado "ESPAÑA: Democracia menguante". Presentó el acto un antiguo alumno del profesor Aragón, Ignacio Gomá Lanzón, patrono de la Fundación "Hay Derecho".


Juan Carlos GP y Antonio GP, con Manuel Aragón Reyes en el Ateneo de Madrid, después de la presentación del libro coordinado por el querido profesor de la Complutense (31/05/23).


Durante los cursos académicos 1971/1972 (1º de carrera) y 1972/1973 (2º de carrera) de la facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid, entre las asignaturas del Plan del 53 estaba la de Derecho Político I y Derecho Político II. Fue el profesor Manuel Aragón Reyes, que apenas llevaba un año en la cátedra de Francisco Rubio LLorente (1), como profesor adjunto interino,  quién nos dio las clases durante esos dos años de la asignatura que después pasó a renombrarse Derecho Constitucional. El filin que hubo en aquel entonces entre un grupo de alumnos de la tarde-noche y el profesor Aragón fue inmediato y sería recordado años más tarde por el profesor como "el mejor grupo que he tenido en mis 53 años de docencia en la Universidad. No os he olvidado nunca". 



Portada del libro
"ESPAÑA, Democracia menguante".
"España, Democracia menguante": Una valiente denuncia de la situación política que se está viviendo en la actualidad.

Independientemente de esta entrañable anécdota con el que fue uno de nuestros profesores de Derecho, hay que destacar la importancia que en estos momentos tiene la publicación de "ESPAÑA, Democracia menguante". 

Este libro ha sido escrito por un grupo de profesores del Colegio Libre de Eméritos Universitarios, coordinados por el profesor Aragón Reyes, con el fin de denunciar la situación de deterioro en la que se encuentra nuestra Democracia. A modo de ejemplo cabe citar deficiencias como la falta de Consenso entre los partidos políticos, el quebrantamiento del principio de lealtad constitucional, el "cesarismo" de los jefes de los partidos que impiden su propio funcionamiento democrático interno, el abuso hasta la saciedad de los reales decretos leyes, la difuminacion de las atribuciones constitucionales del Rey o el descarado reparto de los cargos públicos institucionales en beneficio de los propios partidos políticos, entre otras muchas que se analizan en el libro.

La situación es muy grave, concluyen los autores, ya que se "está poniendo en grave riesgo el adecuado funcionamiento de nuestro sistema constitucional, con la consiguiente merma de las libertades y el progreso político, social  y económico que, desde la Transición política y la plena instauración de la Democracia, habíamos disfrutado -durante décadas- los españoles". 


El problema de la Educación, la Investigación y el capital humano en España

A hilo de la publicación de este libro aprovechamos, una vez más, aquí para hacer una llamada de atención sobre el problema de la Educación en nuestro país. A este tema también dedica el libro "ESPAÑA Democracia menguante" un apartado dentro de su último capítulo titulado "Los problemas de la Economía". También en este caso los autores son críticos y  denuncian que no se ha llegado a resolver el sempiterno tema de la Educación: "Desde la llegada de la democracia en España se han aprobado siete leyes de educación general (la enseñanza obligatoria no superior), cuatro leyes de universidades y tres leyes de la ciencia. Un alumno que empiece la enseñanza obligatoria a los Lis años con una ley, la termina a los 16 con otra distinta. Un maestro que empiece a dar clase a los 25 años se jubila anticipadamente a los 60 ante la perspectiva de tener que poner en marcha su séptima ley educativa. En españa un científico debe ajustar su investigación a unos cambios normativos entre una y dos veces por década". Los perjudicados de todo esto son, a parte de la propia sociedad, los niños, los jóvenes y las empresas.

Del informe PISA se deduce que "El Sistema Universitario Español exige una verdadera ley de reforma profunda". Reforma seria y no los parches que se siguen poniendo cada vez que un nuevo ministro de educación ocupa la cartera. Tampoco ayuda que nuestro sistema autonómico no haya unificado criterios para que la educación  no suponga unos desniveles de exigencias de calidad en función de la autonomía de que se trate. A la pregunta de si se debería enseñar la Constitución en los colegios, el profesor Aragón no dudaba en afirmar que ello ayudaría a formar ciudadanos más responsables y una sociedad más justa e igualitaria. Leyendo el libro se percibe que en España la Educación, al igual que nuestra Democracia, también es una Educación menguante.

Corrobora esta situación "menguante" de nuestro sistema educativo el último informe publicado por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) de 2023 sobre tecnología e innovación. Según este informe, en el ranking de los 37 países incluidos, España ocupa un puesto 21 (en el medio) . Basándose en este informe el presidente de la Fundación Civismo, Julio Pomes, concluye que "Otra consecuencia debiera ser el cuestionar la actual Ley de Educación, porque no propicia la formación en las materias que fundamentan las nuevas tecnologías" (AE, 18/06/23). 


Fundación HAY DERECHO. Club de Debate: "Democracia menguante", de Manuel Aragón y otros autores.
 Ignacio Gomá Lanzón, patrono de la Fundación "Hay Derecho" y presentador del acto, junto con Manuel Aragón Reyes.




(1) Francisco Rubio Llorente ​ fue catedrático de Derecho Constitucional en la facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid, vicepresidente del Tribunal Constitucional y presidente del Consejo de Estado entre 2004 y 2012.

22 enero 2023

Carta de un profesor universitario a sus alumnos


Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica, Alimentaria y de Biosistemas (ETSIAAB) de la Univerasidad Complutense de Madrid (Foto JCGP).

 Hoy traemos a este blog una información publicada el 12 de enero de 2023 en el diario EL MUNDO que me ha enviado mi amigo Damián, de Barcelona. En ella el periódico se hace eco de una carta que, al parecer, se ha hecho viral y que fue publicada por el profesor universitario Daniel Arias Aranda (Madrid, 1972), catedrático del departamento de Organización de Empresas de la Universidad de Granada, en la plataforma Linkedin.  En esta carta el profesor Arias Aranda pone el dedo en la llaga del sistema universitario español al cuestionar el nivel del alumnado universitario y los problemas endémicos que la Universidad arrastra desde hace muchos años.



" EL MUNDO (12/01/23)


La carta viral:

 

"Querido alumno universitario de grado: Te estamos engañando"
Daniel Arias-Aranda
Llevo impartiendo clases en la universidad cerca de 25años, dos de ellos en la Universidad Complutense de Madrid y el resto en la Universidad de Granada. Por mis clases han pasado directivos de grandes empresas que tenían más o menos mi edad cuando les di clase y otros que, en sus generaciones respectivas, han ido ganándose un puesto en la sociedad gracias a su formación y a su esfuerzo. 

La primera asignatura que impartí fue en el curso 1997/98. Era Dirección Estratégica de la Empresa (sigo aún impartiéndola), entonces del plan antiguo de 5 años de Económicas y Empresariales. Tenía matriculados 524 alumnos en cada grupo. Era imposible distinguir las caras de los que se sentaban atrás en aquellas gigantescas aulas del Pabellón de Tercer Curso de la UCM. Eso sí, las aulas estaban llenas. Algunos alumnos se tenían que sentar en las escaleras porque no cabían. 

En las horas de tutoría, los alumnos hacían cola en la puerta de mi despacho. Responder todas las consultas, curiosidades, dudas... era tan agotador como satisfactorio. Las constantes preguntas de los estudiantes en clase me obligaban a llevar la materia muy preparada. Yo ya tenía 25 años y no recuerdo estudiar más que entonces. 

La asignatura era dura y las preguntas de desarrollo configuraban exámenes que duraban horas. Era imposible corregir todo aquello en menos de diez días. Las revisiones eran complejas (sobre todo para los que estaban entre el 4 y el 5). 

Todo lo anterior es tan sólo un eco del pasado. 

Hoy me dedico a engañar más que a enseñar. Me explico a continuación. 

Los grupos hoy son de unos 50 alumnos, de los cuales raramente viene a clase más de un 30%. Los que vienen, lo hacen en su mayoría con un portátil y/o un teléfono móvil que utilizan sin ningún resquemor durante las horas de clase. Las caras de los alumnos se esconden tras las pantallas. De hecho, me sé mejor las marcas de sus dispositivos que sus rasgos faciales. Es raro que alguien pregunte, por mucho que se les incite a hacerlo. Quince minutos antes de que acabe la clase ya están recogiendo sus cosas, deseosos de salir. 

Cada vez me siento más como un profesor del instituto de una serie mediocre de los 80 que como un catedrático. A menudo tengo que callarme porque el rumor generalizado se extiende por el aula y me da vergüenza mandar callar a universitarios constantemente. He separado a gente para que no hablen entre ellos, he expulsado alumnos del aula y me he llegado a marchar de clase ante el más absoluto desinterés. 

Soy consciente que para vosotros, soy sólo un estímulo más que compite con las redes sociales y el vasto imperio de internet. Evidentemente, soy más aburrido que un video de influencers de Tiktok. 

Como respuesta a este panorama y, siguiendo las cambiantes normativas universitarias (siempre peores que las anteriores), los profesores hemos tomado cartas en el asunto con las siguientes medidas: 

-El nivel de la asignatura ha bajado. Impartimos menos temas de manera mucho más superficial. 

- Hacemos parciales tal y como establece la evaluación continua para tratar de aprobar a un mayor número de alumnos, pues un número de suspensos superior, a lo que la universidad establece como límite, conlleva una sanción que influye en el presupuesto del departamento, esclavizado a través del denominado contrato-programa. 

- El nivel de los trabajos y presentaciones de los alumnos no pasaría, en su mayoría, los estándares del teatrillo de Navidad de primaria. Pero eso, para nosotros es más que suficiente para poner un 5. 

De este modo, cumplimos el contrato-programa, el departamento es feliz, la universidad es feliz, nuestros alumnos aprueban, creen que saben algo y son felices y nosotros languidecemos ante la triste realidad. 

Por eso, te digo que me dedico a engañarte, querido alumno/a. Vives en una mentira que nosotros edulcoramos. Por eso, es mejor que si quieres seguir viviendo en tu burbuja, mientras puedas, no sigas leyendo, ya que voy a contar lo que hay detrás de Matrix. 

Bueno, si sigues leyendo, lo haces bajo tu propia responsabilidad. No digas que no te advertí. Aquí van algunas realidades que no te van a gustar: 

1.Te faltan habilidades básicas indispensables en estudios superiores. No tienes capacidad de expresión. Tu vocabulario es muy básico y se limita a verbos débiles (hacer, ser, estar) en lugar de específicos como desarrollar, evolucionar, ampliar, ... 

2. Por ello, cuando entregas un trabajo o haces una exposición de un texto que has copiado de Wuolah, El rincón del vago u otros, donde plantas frases como «considerando la posibilidad de articular el concepto de selección adversa con las bases teóricas de la economía de las organizaciones...», sé de sobra que no lo has escrito tú porque, para más INRI, cuando te pregunto en clase sobre el significado de esa frase, no sabes qué contestar. 

3. Por supuesto, al exponer en clase, la frase del punto anterior la has leído literalmente de tu móvil, del que no despegas los ojos aún enfrente de tus compañeros, y la has colocado en una transparencia de Powerpoint cuyo diseño en 1995 ya estaba obsoleto. El resto de tu presentación se limita al «efecto karaoke», leer los interminables párrafos que has cortado y pegado. 

4. No sabes estar. Sí, estar. Balbuceas, te encorvas, no fijas la mirada, llevas una o las dos manos en los bolsillos, vienes a una exposición en chándal o con leggins... No te dignas a respetar la institución milenaria que te acoge y que se llama universidad. No entiendes lo que eso significa y tampoco tienes ningún interés en saberlo. 

5. Si tu expresión es limitada, tu escritura lo es más. Se nota que ya no se hacen dictados en educación secundaria. Caso aparte merecen los alumnos que no hablan españoly no comprendo que hacen ocupando un asiento, especialmente aquellos provenientes del país creador de Tiktok. 

6. Jamás hubieras superado esta asignatura hace 10 o 20 años. De hecho, de tu clase, no más de 10 personas seguirían admitidas en estos estudios. Te lo dice un licenciado que acabó dos titulaciones en la Universidad Carlos III de Madrid donde tras 4 convocatorias suspensas de una asignatura, ibas a la calle. 

7. Tu nivel de lenguas extranjeras es nulo. Doy clases en un Máster íntegramente en inglés donde apenas hay españoles y el nivel de los estudiantes extranjeros es infinitamente superior. De hecho, el máster es lo único que alimenta mi motivación a enseñar. 

8. Las habilidades blandas brillan por su ausencia. ¿Liderazgo, resiliencia, trabajo en grupo? Son básicas para cualquier empleo. Cuando me escribes un email para decirme que te has peleado con tus compañeros de grupo o envías a tu madre a una revisión de exámenes, mi perplejidad no cabe en mi persona. Hace años que no recomiendo a ningún alumno para ninguna empresa. 

9. Vives anestesiado por las redes sociales. ¿Te crees que no me entero? Mientras doy clase veo tu cara de soslayo tras la pantalla con risitas y yo sé que explicar la cadena de valor de la empresa es de todo menos gracioso. No estás en clase, estás en Instagram. Pero yo me hago el tonto y miro para otro lado. 

Estos puntos son sólo la cima del Iceberg. Los profesores estamos hartos de formarnos en técnicas docentes multidiversas y de pelajes exóticos para motivar al alumnado. Lo que está claro es que si tú, estudiante, no tienes interés, yo no puedo plantarlo en ti. Pero sí puedo hacerte creer que vales, aunque sepa que es mentira. Me he convertido en un experto en hacerlo porque el sistema me lo exige y cumplo. Y rezo por que esto sólo me ocurra a mí, y como mucho en mi facultad, pero no ocurra en Medicina o Ingeniería de caminos, sobre todo cuando cruce un puente o, Dios no lo quiera, esté en la camilla de un quirófano. 

Podemos echarle la culpa a la universidad pública y tiene bastante, pero no toda. «Si quieren calidad, que se vayan a la privada», he escuchado por ahí. Y los números van apuntando en esa dirección. Quizás, el pago de una matrícula de cuatro ceros aumente la motivación en lugar de las irrisorias tasas académicas públicas. Puede que la universidad pública reaccione cuando la privada le coma la tostada, cosa que está haciendo muy bien. 

No obstante, mis evaluaciones docentes son muy buenas y las he publicado. Pero no soy una excepción. Cuando hablo con compañeros coinciden con mi visión. Escribir esto es arriesgado y es más cómodo callar y obrar. Lo entiendo perfectamente, patada y al área es la actitud mayoritaria. 

No quiero terminar exponiendo un problema sin dar soluciones. Las hay. Pero para ello, hay que romper el paradigma en que estamos sumergidos y ser muy valientes. He aquí algunas propuestas incómodas: 

1. No somos todos iguales. Hay estudiantes con vocación e interés eclipsados por la mediocridad imperante. Centrémonos en ellos. La universidad es para formar a las élites intelectuales. Antes de que me llaméis facha, esa frase es del insigne Gregorio Peces-Barba, mi rector cuando estudiaba en la Universidad Carlos III, padre de la Constitución y socialista de los de verdad (cómo han cambiado las cosas). La Formación Profesional forma grandes profesionales que no han de ser universitarios.

2. Devolvamos al profesorado universitario las competencias perdidas como autoridad intelectual a la hora de diseñar planes de estudio, modelos de enseñanza y currículum. No podemos esperar dos años a que la ANECA dé el visto bueno a una modificación de los planes de estudio. El mundo cambia demasiado rápido para seguir impartiendo contenidos obsoletos.

3. Reforcemos las capacidades básicas en enseñanzas no universitarias: Enseñar a pensar,a enfrentarse a obstáculos, a expresarse, a tener modales, a leer y escribir bien en español e inglés, a tener tolerancia a la frustración y, sobre todo, a buscar la superación constante. 

4. Eliminemos cualquier rastro de gadgets tecnológicos en la enseñanza (lo que incluye ordenadores portátiles). Darle un Chromebook a un niño de 10 años es como darle una cuchilla de afeitar a un bebé. SEÑORES TECNO-PROGRES LEAN ESTO POR FAVOR:Cruzar un puente no te hace ingeniero de caminos, de la misma manera que tener un ordenador no te hace nativo digital. Mis alumnos no saben, en su mayoría, elaborar un Excel o dar formato a un texto en Word. Las TICs a edades tempranas sólo sirven para distraer. La plasticidad neuronal se desarrolla con lápiz y papel, no con la dictadura de los teclados. 

5. Hacer sentir a los chavales orgullosos de quienes son y donde están, con admiración hacia lo que les rodea y hacia otras culturas. Fomentar la curiosidad innata y el respeto. Crear descubridores y jamás plantar la semilla del odio o la desolación. Huir de los nacionalismos, siempre manipuladores y huir de los populismos, de cualquier cosa negativa que acabe en ismo. La mente de un niño es sagrada. 

6. Fomentar la cultura de la competición y la colaboración en todo tipo de enseñanzas. El esfuerzo conlleva recompensa, a veces a largo plazo. Los mejores serán premiados y los peores se quedarán fuera de juego y, si quieren volver a entrar tendrán que esforzarse más, o bien, centrarse en otro juego, esto se llama flexibilidad académica. Si tu hijo es malísimo en matemáticas, pero le encanta tocar la guitarra, quizás tengas que ponerle un profesor particular en guitarra y no en mates. Y el sistema ha de aceptar esto. Saquemos lo mejor de cada individuo.

7. Con 18 años no sabes, salvo que tengas una vocación innata, que es lo que quieres estudiar (yo no lo sabía, pero tuve suerte al elegir). Flexibilicemos los primeros años universitarios y de FP. Las titulaciones no han de ser bloques de cemento. ¿Empiezas Informática y no te gusta? Hagamos pasarelas. Implantemos el major y el minor como en EE. UU. Que una mala decisión no frustre una vida. 

En fin, querido estudiante, esto es lo que hay. Quizás seas la excepción a todo lo escrito, ojalá sea así, pero los números me dicen que las probabilidades son inferiores al 10%. En todo caso, no busques la solución en el estado, ni en los sindicatos, ni en los cantos de sirena de los -ismos, ni en las redes sociales. La solución está en ti. Si tú cambias, el mundo cambia.

Y si no quieres cambiar, no te preocupes, te seguiremos engañando, haciéndote creer que lo estás haciendo muy bien. "